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Reducción de jornada después de ERTE
La crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19 ha llevado a muchas empresas a recurrir a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) como medida para hacer frente a la disminución de la actividad y garantizar la viabilidad de sus negocios. Sin embargo, a medida que la situación comienza a mejorar y la actividad económica se recupera, es necesario valorar las medidas a tomar para adaptarse a esta nueva realidad. Una de las opciones que pueden contemplar tanto las empresas como los trabajadores es la reducción de jornada después de un ERTE.
Reducción de jornada: ¿Qué implica?
La reducción de jornada es una medida que permite adaptar el horario laboral a las necesidades tanto de la empresa como del trabajador. Esta puede ser tanto una reducción de horas diarias como una disminución en el número de días trabajados a la semana. Esta medida puede resultar beneficiosa tanto para las empresas como para los trabajadores, ya que permite ajustar los costes laborales a la nueva situación y facilita la conciliación entre la vida laboral y familiar.
¿Cómo solicitar la reducción de jornada después de un ERTE?
Una vez que la empresa ha superado la situación de ERTE y ha recuperado su actividad, tanto el empresario como los trabajadores deben valorar la posibilidad de acogerse a una reducción de jornada. En primer lugar, es importante que ambas partes lleguen a un acuerdo sobre los términos de la reducción, como el porcentaje de la jornada a reducir y las condiciones en las que se llevará a cabo. Una vez alcanzado el acuerdo, el trabajador deberá presentar una solicitud de reducción de jornada ante la empresa, quien tendrá un plazo para responder y formalizar el cambio en las condiciones laborales.
Beneficios para la empresa
La reducción de jornada después de un ERTE puede resultar beneficiosa para la empresa en varios aspectos. En primer lugar, le permite ajustar los costes laborales a la nueva situación, lo que puede resultar vital para su supervivencia en un contexto económico complicado. Además, esta medida puede contribuir a mantener la motivación y el compromiso de los trabajadores, ya que les permite conciliar su vida laboral y personal. Por otro lado, la empresa puede evitar tener que recurrir a despidos o nuevos ERTEs si logra adaptar la jornada laboral a las necesidades del negocio.
Beneficios para los trabajadores
La reducción de jornada también puede resultar ventajosa para los trabajadores. En primer lugar, les permite adaptar su horario laboral a sus necesidades personales, facilitando así la conciliación entre la vida laboral y familiar. Además, esta medida puede ser una alternativa al despido o a la reducción salarial, lo que les permite conservar su empleo y mantener un nivel de ingresos sostenible. Por otro lado, una reducción de jornada puede contribuir a reducir el estrés laboral y mejorar la calidad de vida de los empleados.
Aspectos legales a tener en cuenta
Es importante tener en cuenta que la reducción de jornada debe llevarse a cabo respetando la normativa laboral vigente. En primer lugar, es necesario que el acuerdo entre la empresa y el trabajador esté debidamente documentado y registrado, para evitar posibles problemas legales en el futuro. Además, es importante garantizar que la reducción de jornada no suponga una discriminación o desventaja para el trabajador, y que se respeten sus derechos laborales durante este periodo.
Conclusiones
En definitiva, la reducción de jornada después de un ERTE puede ser una medida beneficiosa tanto para las empresas como para los trabajadores. Esta alternativa permite adaptar los horarios laborales a las necesidades del negocio y de los empleados, contribuyendo a mantener la viabilidad de las empresas y mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Por tanto, es importante valorar esta opción a la hora de recuperar la actividad tras un ERTE, teniendo en cuenta siempre los aspectos legales y el diálogo entre ambas partes.
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